jueves, 28 de julio de 2011

"Relatos Castellanos", Capítulo 1. La unión hace la fuerza

Relatos Castellanos


Capítulo 1. La unión hace la fuerza

1 de Agosto de 1155, Castillo de Burgos, aposentos del Rey

Los primeros rayos de Sol ya entraban por la enrejada ventana, despertando a Don Alfonso VII de Castilla, el Rey de Castilla y León. Se desperezó en la cama e instintivamente buscó con la mano a su mujer, Riquilda. Rica, como él la llamaba. Al no encontrarla se incorporó y la vio, al otro lado de la habitación, desnuda y metida en una tinaja llena de agua. Jimena, la anciana matrona que siempre la acompañaba estaba ayudándola a lavarse.


Jimena había asistido el parto de todos los hijos de la pareja. Cortó y anudó el cordón umbilical de Urraca, la mayor, de Sancho, y de los dos Fernandos. Por esto el Rey le permitía entrar a la alcoba real sin su permiso expreso. Una sirviente que casi era de la familia.

Alfonso VII se vistió y se acercó hasta la tina para observar cómo se lavaba su mujer. El Rey, como buen soldado, sólo se lavaba después de las batallas, pero a su mujer le gustaba hacerlo cada día. Eso junto con los potingues que se echaba la hacía desprender un embriagador olor, que Alfonso no había captado en ninguna otra mujer. Y la verdad es que el olor acompañaba al resto. A sus 40 años, casi rozando la ancianidad sobre cuya línea él ya paseaba, la Reina conservaba una espléndida belleza. Y la edad que no le restaba atractivo físico le otorgaba la experiencia de una que ha vivido mucho.

- Lo veo excesivo, mi Reina. Todavía no sé como no se te borran los lunares con tanto frotarte. - dijo el Rey.

La Reina sonrió ante el comentario de su marido. - Si no lo hiciera olería a cuadra, igual que tú, Alfonso el Hediondo. - dijo ella entre risas – Bueno, y, ¿qué piensas hacer hoy, mi fétido marido? - las risas se iban extendiendo hacia Jimena, que avergonzada intentaba reprimirlas.

El Rey abrió las puertas del balcón y se asomó a él. Enfiló la vista hacia el oeste. En esa dirección, a muchas leguas de distancia, estaban las tierras del Reino de Navarra y del de Aragón. Mirando hacia allí, el Rey respondió a la pregunta. - ¿Hoy? Voy a comenzar la reconquista de la península, por supuesto.

7 de Agosto de 1155, Castillo de Burgos, Sala del trono

- Toc, toc.
- Adelante.
Manrique Pérez de Lara abrió la puerta y entró a la sala. Era incluso más ostentosa que la de Salamanca. Grandes telas colgaban del techo teñidas con los colores de Castilla. Trofeos de caza adornaban las paredes. En una esquina había una pequeña estantería con libros. El Rey se encontraba sentado en el trono, leyendo uno de ellos.

- Buenos días, mi señor. Soy Manrique Pérez de Lara. Vengo de...
- Salamanca, lo sé.
- le interrumpió Alfonso – 29 años. Miembro de la Corporación de jueces y notarios salmantina. Ha mediado en conflictos de religión, de territorios, de honor...He llegado a escuchar que tiene usted más poder de convicción que algunos sacerdotes. Y casi eres de la familia. - dijo el Rey con una sonrisa.

Manrique Pérez de Lara era hermano de Nuño Pérez de Lara, cuñado del Rey, casado con la hermana de éste, y Conde de Salamanca. No muy inteligente en principio contratar al hermano de un detractor tuyo. Pero el señor Manrique era de otra pasta. Le habría bastado aceptar el puesto de "consejero" que su hermano le brindó, y dedicarse a vivir la vida que el Conde le podía ofrecer. Pero en vez de eso, lo rechazó y continuó con sus estudios. Con el tiempo, se incorporó a la Corporación de jueces y notarios y ahora es uno de sus miembros más notables. Y más de una vez ha tenido que mediar en contra de su hermano. Éso es bastante destacable en los tiempos que corren.

- Me interesa su sentido de la justicia, señor Pérez. De saber lo que está bien y lo que está mal. Y creo que sabe como yo que está mal que los moros lleven más de 4 siglos mancillando esta tierra cristiana. Todo este tiempo no ha hecho más que demostrar que no podemos vencerlos solos. - el Rey bajó del trono y sacó un pergamino, lacrado con el sello real, que entregó a Manrique – Quiero que le entregues esto de mi parte a Ramón Berenguer IV, el Rey de Aragón. Quiero que se unan a nosotros los Castellanos en esta santa guerra. Quiero que trabajes para mí. Quiero que trabajes para la justicia. ¿Qué me dices?

Manrique siempre había mediado en conflictos buscando la paz. Si trabajaba para el Rey Alfonso VII, terminaría provocando una guerra. Aunque si esa guerra era ganada, quizás hubiera paz para siempre en la península...Este noble pensamiento fue lo que hizo a Manrique aceptar la oferta del Rey Alfonso VII, aunque verdaderamente, una pequeña parte de él creía que esto nunca llegaría a pasar...

27 de Diciembre de 1155, Castillo de Burgos, Sala del trono

Las noticias del día alegraron enormemente al monarca. Manrique había firmado una alianza militar con los portugueses para derrotar al enemigo infiel. Aragón, Portugal, y Castilla, juntas contra los moros. El plan estaba empezando a gestarse. También se habían firmado tratados comerciales que permitían a los gremios de los tres reinos comerciar, lo que repercutiría de manera excelente en las arcas del reino. La verdad es que Manrique estaba haciendo un excelente trabajo. Habrá que recompensarlo de algún modo, pensaba el soberano.


Con las alianzas forjadas y las espaldas cubiertas, el Rey dio la orden a las tropas de concentrarse en Toledo. Quizás se pusieran pegas desde Galicia o Salamanca, pero la ocasión la pintan calva. Una negativa a esta orden directa podría ser motivo de guerra, y Alfonso VII no creía que esto pudiera pasar. Aunque los caminos del Señor son inescrutables...

15 de Enero de 1156, Castillo de Burgos, Sala del trono

Todo iba sobre ruedas. Contingentes venidos de todas partes del Reino se dirigían hacia Toledo, para saltar de ahí a terreno moro. Pero un mensajero llegó, con malas noticias...

El Rey abrió el mensaje y lo leyó. El rostro le tornó sombrío, enfadado. Sancho VI de Navarra estaba armando un gran ejército. Se habían avistado grandes masas de hombres haciendo maniobras en llanuras del Reino de Navarra.

Ahora Alfonso no podía dejar el norte desprotegido. Las tropas de Sancho VI podrían entrar en Burgos e invadir las zonas circundantes. Mejor cortar por lo sano. Un par de indicaciones, y un puñado de mensajeros con sus caballos acudieron en busca de las tropas que se dirigían a Toledo para asignarles una nueva misión. Asaltar el castillo de Pamplona. Aunque antes habría que echar un vistazo...

3 de Febrero de 1156, afueras del castillo de Pamplona

2 semanas. 2 semanas llevaba Francisco pidiendo limosna en las afueras del castillo. En ese tiempo se había hecho amigo de los ganaderos de la zona, que conocían las inclemencias del tiempo en esa época del año, y más de una vez habían compartido su escasa comida con él. No ganaba mucho, de hecho no ganaba ni para comer, dada la poca gente que por allí pasaba. Los guardias que patrullaban la zona incluso hacían apuestas sobre cuando iba a morir de inanición. Visto lo visto, no tardaría mucho en hacerlo. Aunque claro, hay que tener en cuenta que Francisco no era un simple mendigo.

Por las noches, cuando los ganaderos se refugiaban en sus cabañas o dentro del castillo, él buscaba una buena posición y tomaba notas mentales de los itinerarios de los guardias. Cuántos había, sus rutas, los relevos, los mejores guardias, los peores...Una vez hubo identificado en qué turno estaban los guardias más inútiles, esperó hasta que algún carro entrara durante ese turno. Una legua antes de que el carro llegara, Francisco se coló en él, conocedor de que los estúpidos guardias no iban ni a registrar la carga. Una vez dentro del castillo, y con la ayuda de una sombra y la bolsa que portaba, cambio de ropa, y Francisco ahora era Juan, el mercader. En un par de días de preguntar por las herrerías y de hurgar por toda la población , fue capaz de averiguar el número exacto de tropas de las que disponía Sancho VI. Un buen número, aunque nada con lo que el Reino de Castilla no pudiera lidiar.

Fernando Rodríguez de Castro, espía de profesión, no tuvo más que pagar a un mensajero ordinario para que llevara su mensaje, escrito en clave, a Burgos, y esperar que llegara el día.


15 de Febrero de 1156, Castillo de Burgos, Patio de armas

Las tropas ya habían llegado al castillo, y se encontraban en el patio de armas del mismo, con el mismo Alfonso VII pasando revista. En total, 10 milicias completas de lanceros, 8 unidades de campesinos arqueros, sin mucha experiencia en combate pero hábiles en el uso del arco, y 1 unidad de caballería ligera ibérica armada con jabalinas que lanzaban al enemigo desde lejos. Todo esto sumado a la decisión de Alfonso VII de capitanear el asedio, lo que aumentaba la moral y el arrojo de las tropas muchos enteros.

Ahora sí iban bien las cosas. Además, se acababa de celebrar la boda de uno de los hijos del Rey, Fernando II de León de Borgoña, con una preciosa noble de Castilla, Isabella. La ceremonia fue en la iglesia de León, y fue un soplo de aire fresco en los tiempos que corren.

Pero no todo era algarabía y jolgorio. Mientras un satisfecho Alfonso revisaba unidad por unidad al ejército, desde el balcón de la torre del homenaje una preocupada Reina no podía retirar la vista de la encorvada figura que acompañaba a su marido. Desde hace un mes, un hombre enjuto y menudo se había ganado el cariño del Rey, que no de la Reina. Bien es verdad que desde que el pequeño ser le aplicó al Rey sus cataplasmas, su tos había disminuido, pero también podía haber sido una curación natural. Además, había algo en él que a la Reina no le gustaba. De sus palabras se podía deducir vagamente que no era temeroso de Dios. Y su voz. Esa voz no era normal. Esa voz sólo podía salir de un siervo del Maligno.


Sin embargo, Alfonso no toleraba que se hablara mal de Ivar, pues así se llamaba el susodicho. Para Alfonso, Ivar era un amigo fiel. Para Riquilda, Ivar era un mago pagano que había hechizado a su marido. Y estaba dispuesta a cualquier cosa para desenmascararlo.

5 de Septiembre de 1156, Castillo de Burgos

Falta un día para que el ejército parta hacia Pamplona. Riquilda está desesperada, pues no es capaz de hacer entrar a su marido en razón. Se ha vuelto hosco, huraño, trata a los sirvientes de mala manera, y castiga a las tropas duramente ante cualquier insubordinación, por pequeña que sea. Alfonso ha llegado incluso a pegar a Jimena por entrar a su cuarto como hace todos los días.

Alfonso se llevará a Ivar con él a la batalla, pues siempre van juntos. Riquilda tiene la sensación de que ese diminuto bastardo hará que maten a su marido, pero sigue sin ser capaz de hacerle frente.

Con lágrimas en los ojos, Riquilda ve partir a su marido, junto con su ejército, y junto con esa rata de pelo lacio. - No he sido capaz de salvarlo. No he podido hacer nada, y ahora nunca más volveré a verlo vivo. - piensa la Reina.

"Relatos Castellanos", mi AAR

La expresión AAR es la abreviatura de "After Action Report" en la lengua de Mordor. Viene a ser el informe después de la batalla, o de la acción. Se suelen usar a nivel militar, siendo Julio César uno de los primeros en escribirlos de manera detallada. A nivel friki, se elaboran detallando las grandes campañas en determinados juegos de estrategia. Un perfecto ejemplo son los videojuegos de la saga Total War. En esa saga se han tocado diferentes épocas y lugares, como el Japón feudal, el Imperio Romano, la Edad Media y la época de los imperios en el siglo XVIII.

Os dejo el enlace de uno de los mejores AAR que he leído, y el que hizo que me animara a escribir yo uno. A Sangre y Fuego está hecho sobre el juego Empire Total War, ambientado en el siglo XVIII, con el genial mod Ultimate Empire HG Edition (mod creado por la gente de la Hermandad de la Guardia, en cuyo foro está ubicado "A Sangre y Fuego"), y manejando los devenires de la facción de España. Parece que está uno leyendo a Pérez Reverte. Simplemente genial.

El mío, titulado "Relatos Castellanos", como reza el título de la entrada, cuenta la historia de la facción de Castilla y León en el juego Medieval II Total War, con el mod Bellum Crucis en su versión 6.2. Este mod italiano añade mucho más realismo histórico al juego, y lo mejora en muchos aspectos.

Antes de poneros el prólogo, quiero hacer notar una cosa. No soy un entendido en historia, así que cualquier posible fallo que pudiera haber, tomáoslo como licencia literaria. Por supuesto siempre está la opción de la crítica constructiva o destructiva vía comentarios, faltaría más.

Normalmente estos relatos se suelen acompañar de imágenes, ya sea tomadas del mismo juego o de algún otro sitio que ilustren lo que se está contando. Si no entendéis algún dato de las imágenes del juego que suba, preguntad sin miedo. Por motivos de orden, voy a poner en esta entrada el prólogo, y seguidamente publicaré otra con el primer capítulo. Voy allá.

Relatos Castellanos


Prólogo


Corre el año 1155 de Nuestro Señor. La mitad de la península está ocupada por moros y el resto por cristianos. En igualdad de condiciones y bajo el amparo de Nuestro Dios, los infieles serían expulsados fácilmente de lo que antaño fue nuestro. Pero no corren buenos tiempos para la unidad ibérica.

Ni los portugueses ni los aragoneses parecen estar por la labor de ayudar en la ensoñada Reconquista. Al menos, no para compartir el terreno capturado. Los movimientos de las fronteras producidos por las batallas son simples. Tú ganas, tú te lo quedas. Tú recibes ayuda, tú repartes el pastel. Por tanto, nadie pide ayuda y nadie gana, salvo los infieles musulmanes.

El Rey de Castilla, Don Alfonso VII, ha intentado con todas sus fuerzas imponerse a los ocupadores, pero incluso desde sus propias carnes le ponen trabas. Desde Galicia y Castilla la Nueva se cuestionan hasta sus más banales decisiones, en base a no se sabe qué motivos.

Su yerno López Díaz I de Haro desde Santiago y su cuñado Nuño Pérez de Lara desde Salamanca parecen anteponer su bienestar y el de los suyos al del mismo Reino. No entrañan peligro alguno, al menos por ahora, pero tampoco ayudan en demasía.

Con todos estos problemas por delante, desde la Corte se afronta la enésima "tregua" entre moros y cristianos, con la incertidumbre de saber en qué desembocará el destino de esta tierra que algunos llaman España.

sábado, 23 de julio de 2011

Todavía quedan poetas: II

La segunda parte de la sección inaugurada aquí ha sido creada durante esta pasada semana, en las vacaciones playeras que me he pegado en Almería.

Un grande, también compañero de piso, que parte el año que viene hacia la tierra de la pasta y de la pizza, parió esta genial frase.

Durante una semana en la que la visita al excusado fue mayor de lo habitual, y después de un día especialmente duro en este sentido, el susodicho mago de la palabra comentó lo siguiente:

- Llevo todo el día pensando seriamente en hacerme betatester de Colhogar.

A la gran frase siguió un brainstorming sobre cómo mejorar la calidad del servicio que puede prestar el poeta amateur, en la que se llegó a especular con el cuidado de los cachorros de labrador de la marca rival Scottex.

También se acuñaron posibles lemas que acompañarían a los anuncios de las marcas, unas excelentes metáforas contemporáneas que no reproduciré por posibles problemas de derechos de autor.

sábado, 16 de julio de 2011

La Maldición de Ondina

La Ondina es una ninfa acuática de la mitología germánica. Viene a ser el equivalente de las Náyades, de la mitología griega. Era de belleza asombrosa y, al igual que todas las ninfas, inmortal. Una de las únicas amenazas para su felicidad sin límites es enamorarse de un mortal y quedarse embarazada de él. Si eso sucediera, la ninfa perdería su don de vida eterna.

Aquí Ondina retozando en la fuente


Aquí, sacada de la Wikipedia, la leyenda de Ondina.

"Ondina se enamoró de un brillante caballero llamado Sir Lawrence y pronto se casaron. Cuando se dieron los votos, Lawrence dijo: "Hasta el último aliento que salga de mi boca será ofrenda de mi amor y fidelidad a ti". Se fueron a vivir a un fabuloso castillo. Al año de estar casados felizmente, Ondina dio a luz al hijo de Sir Lawrence... A partir de aquel momento, la ninfa empezó a envejecer. Poco a poco su belleza espléndida fue desapareciendo, y el interés de Sir Lawrence por ella... también.

Una tarde, Ondina estaba paseando cerca de los establos y oyó los familiares ronquidos de Sir Lawrence. Al entrar, vio a su marido dormido en los brazos de otra mujer, joven y hermosa. Y entonces le señaló furiosa y el hombre, al ser golpeado por la punta del dedo de ella, lo sintió como una terrible patada. La ninfa, convertida en furia, le maldijo con las siguientes palabras:

"Tú me prometiste que hasta el último aliento que saliera de tu boca sería para mí, y yo acepté tu voto. Entonces que así sea. Todo el tiempo que permanezcas despierto tu aliento te pertenecerá, pero si alguna vez te duermes... tu aliento me pertenecerá y tú morirás".

El caballero hizo de todo para mantenerse despierto, la idea de morir le quitaba el sueño, y así aguantó muchos días, cada vez más torpe y cansado. Al final, decidió acostarse con su amante una última vez, y a ella sí le prometió que hasta él último aliento que la vida le dejara sería para ella. Y cumplió su palabra.

El sueño de la Ondina, su maldición, es la muerte de los que traicionan sus promesas de amor."

Que bonito, ¿verdad? Bueno, en verdad no es bonito, es un crimen pasional de libro, pero la mitología es muy dada a esto.
Lo curioso de la historia es que hay gente que sufre el mismo trastorno que el infiel Sir Lawrence, y sin engañar a sus parejas (no necesariamente).
Los románticos llaman a la enfermedad "Maldición de Ondina", pero los médicos, que en cuestiones de trabajo son muy poco románticos (dos palabras, tacto rectal), la llaman síndrome de hipoventilación central congénita idiopático.
Dicho rápido, los pacientes tienen "desactivado" el reflejo respiratorio, localizado en el bulbo.

Centros de control respiratorio señalados con puntos gordos


Esto puede darse por traumatismos, o por alguna otra causa física que destruya ese centro respiratorio bulbar. En este caso, parece ser que está causado por un fallo en los receptores respiratorios (del que no se conoce la procedencia, parece que hay algunos genes implicados, pero no hay nada concluyente). Estos receptores miden la PO2 (presión parcial de O2) y la PCO2 (presión parcial de CO2), detectando, respectivamente, la hipoxia (falta de oxígeno) y la hipercapnia (exceso de dióxido de carbono). Al captar alguno de estos estados, estos receptores mandan la información al centro respiratorio bulbar que manda a su vez al sistema respiratorio la orden de aumentar la ventilación pulmonar. Esto se produce ya estés despierto o dormido, y es la causa de que nadie pueda suicidarse usando el sistema de "¡Pues ahora no respiro!".



Sin embargo, si esos receptores no funcionan, el cerebro no tiene medios para saber cuando falta aire, y no es capaz de mantener la ventilación pulmonar. Se necesita del deseo consciente del paciente para tenerla funcionando, por lo que no pueden respirar mientras duermen. Sin tratamiento, como dicen en los Simpson:



En los casos más extremos, hay problemas también durante la vigilia, por no poder detectar los cambios en la demanda de oxígeno.

No hay tratamiento, sólo se pueden paliar los síntomas durante la noche aplicando al paciente respiración asistida, mediante el ventilador de presión positiva o el pulmón de acero (artilugio heavy donde los haya, según Wikipedia hay una versión del mismo que se pone como una coraza, lo que lo hace doblemente heavy).

Para los frikis curiosos, no, no sé si el respirador de Darth Vader sigue el mismo sistema.

En definitiva, una enfermedad rara (por suerte) y terrible (por desgracia) que parece sacada de la mente del Jigsaw más cabrón.

miércoles, 13 de julio de 2011

La libertad, la efímera libertad

No lo voy a decir yo, lo dirá el señor Miguel Ángel que lo sabe decir mejor.




Entended la referencia a dios como una forma de hablar. Quedaos con el mensaje, con la oda a la libertad que es este himno mojino. Y es ésta canción y no otra la que expresa mi actual estado de ánimo porque ya he terminado los exámenes.

Podrían haber salido inmensamente mejor, y me va a tocar pringar en el verano una barbaridad. Pero creo que puedo hacer un buen papel en septiembre.

Así que durante estas 2 o 3 semanas de "vacaciones", antes de desempolvar los apuntes de un polvo que todavía no han acumulado, espero poner un buen puñado de chorradas aquí en mi espuerta. A ver si rebosa.