sábado, 19 de mayo de 2012

De metales, disolventes, y otras cosas

Hoy la cosa va de corrosión. Hay muchas cosas corrosivas en la Tierra. Tenemos los ácidos sulfúrico y nítrico, conocidos por ser parte de la famosa lluvia ácida. Tenemos el ácido clorhídrico, conocido por ser componente mayoritario del "agua fuerte", un fuerte producto de limpieza. Tenemos el ácido fluorhídrico, capaz de corroer el vidrio, y usado por tanto para preparar cristal esmerilado. También son corrosivas las lenguas de ciertas personas, pero eso se sale un poco del enfoque de la entrada.

La sustancia corrosiva de la que voy a hablar es el agua regia. Es una mezcla formada por ácido nítrico y clorhídrico concentrados en proporción 1 a 3 partes en volumen. Su nombre viene dado porque es capaz de disolver los metales reales o nobles, como por ejemplo el oro.


Se usa en ciertos procesos analíticos, para limpiar probetas (no sé de qué se tendrán que manchar para tener que usar esta barbaridad de caldo), y para trollear.

En trollear era un experto el Premio Nobel de química George Hevesy. Sueco y de origen húngaro, el tal George trabajaba en el Instituto Niels Bohr de Copenhague durante la Segunda Guerra Mundial, y cuando los nazis invadieron Dinamarca utilizó el agua regia para disolver las medallas de oro de los premios Nobel Max von Laue y James Franck para que no pudieran robarlas. La disolución obtenida la guardó en un estante de su laboratorio, y pudo recogerla después de la guerra, precipitar el oro para recuperarlo, y devolverlo al Instituto Nobel. Un tío grande.

Problem, nazis?

Sin embargo, como siempre en la naturaleza, hay excepciones. Una de ellas es el iridio, el metal más resistente a la corrosión y que resiste el agua regia. Es también el segundo elemento más denso, justo un pelín por detrás del osmio. Y me sirve para entroncar con el comentario de mi amiga Orko en esta entrada. Y además este metal tiene algunas peculiaridades que lo hacen bastante curioso.

Iridio posando para la cámara

Es uno de los elementos más raros de la corteza terrestre, y esto lo usan en la reciente película de Los Vengadores (que debéis de ver os gusten o no las historias de superhéroes), pero a mi gusto dándole un tono demasiado místico. Para no spoilear, digamos que en la peli sale una "cosa" que es "inestable", y necesitan iridio para "estabilizarla". Bien, pues una vez obtienen el iridio, lo tratan como si fuera algo único y sin igual. Cuando según Wikipedia, se extraen y se consumen anualmente unas 3 toneladas de este elemento, y haciendo cuentas te sale que una tonelada del material costaría aproximadamente unos 15 millones de dólares y medio. No es para comer tostadas untadas en iridio, pero ni de coña es tan raro ni aquí ni en el mundo de Marvel (donde recordemos sólo tienen Vibranium (metal ficticio que absorbe todas las vibraciones) suficiente para hacer 1 escudo, y en la peli del Capitán América se ve que lo tienen tirado debajo de una caja como si estuviera hecho de cartón-piedra) como para darle tanta parafernalia.

Por otra parte, se da el caso de que el iridio es mucho más abundante en los meteoritos que caen a la Tierra que en la propia corteza terrestre. Este dato fue clave para elaborar la hipótesis del meteorito que extinguió a los dinosaurios.

Resulta que al tomar muestras en las capas intermedias de estratos entre el Cretácico y Terciario se vio que había una concentración de iridio cientos de veces más alta que en el resto de la corteza terrestre. Y esto se daba a lo largo de toda la Tierra, en el mismo estrato. ¿Qué podía haber pasado?

Fijaos en la capa negruzca que hay a la altura del martillo

La Hipótesis Álvarez dice que el causante de la abundancia de iridio y la capa negruzca en ese estrato (que llamó límite K/T, K por Cretácico en alemán y T por Terciario) fue el impacto de un meteorito de gran tamaño. Según la abundancia de iridio estimaron el tamaño del meteorito, que parecía haber sido bastante grande, suficiente para provocar la extinción masiva que hubo por la época (un 50 % de todos los géneros existentes desapareció, entre ellos los dinosaurios). El problema era que un meteorito así de grande tenía que haber dejado un gran cráter. Y no había indicios de que existiera un cráter así de grande.

Lo que pasó fue que el cráter estaba medio sumergido, y de ahí que no se había encontrado cuando se formuló esta hipótesis. Gracias a unas prospecciones petrolíferas en la península de Yucatán, en México, se encontró el susodicho cráter, llamado de Chicxulub.

Esto parecía confirmar la hipótesis de Álvarez, y hoy es la más aceptada, aunque cada vez van saliendo nuevos datos que parecen decir que la cosa no está tan clara. Que las extinciones se produjeron un poco antes o un poco después del impacto, o incluso que pudiera haberse producido más de un impacto fuerte. De momento, es lo que se sabe, y se sigue investigando.

Me encanta empezar hablando de una cosa y terminar hablando de otra totalmente distinta.


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